Francisco instó a realizar profundas reformas para una mejor redistribución de la riqueza y que no haya desequilibrios entre los países que las acumulan.
Ciudad del Vaticano. El papa Francisco renovó en la audiencia de ayer sus críticas contra el sistema económico global, y añadió que uno de sus principales aspectos negativos es “la explotación del desequilibrio internacional en el coste del trabajo que pesa sobre miles de millones de personas que viven con menos de dos dólares al día”.
En ese sentido, pidió crear “mecanismos de tutela del trabajo y del medioambiente ante la creciente ideología consumista”. Para Francisco, los tres instrumentos que hay que tener en consideración para la inclusión social son la educación, el acceso a la asistencia sanitaria y el empleo.
Otro problema es el “desequilibrio entre los sectores económicos”, e insistió en la necesidad de realizar “reformas profundas que prevean la redistribución de la riqueza producida y la universalización del mercado al servicio de las familias”.
También se refirió a la globalización que, aunque consideró positiva en muchos aspectos, dijo que “ha aumentado notablemente la riqueza acumulada por varios Estados y ha agravado las diferencias”.
En ese sentido, pidió crear “mecanismos de tutela del trabajo y del medioambiente ante la creciente ideología consumista”. Para Francisco, los tres instrumentos que hay que tener en consideración para la inclusión social son la educación, el acceso a la asistencia sanitaria y el empleo.
Otro problema es el “desequilibrio entre los sectores económicos”, e insistió en la necesidad de realizar “reformas profundas que prevean la redistribución de la riqueza producida y la universalización del mercado al servicio de las familias”.
También se refirió a la globalización que, aunque consideró positiva en muchos aspectos, dijo que “ha aumentado notablemente la riqueza acumulada por varios Estados y ha agravado las diferencias”.