El Arsat-1 será lanzado al espacio, a las 18, desde la base de Kourou, en Guayana Francesa. Se trata de un gran avance de la ciencia a nivel nacional, informaron.
Uno de los hechos más importantes de la ciencia argentina sucederá hoy.
Es que será lanzado al espacio, a las 18, desde la base de Kourou en Guayana Francesa el Arsat-1, un moderno satélite de comunicaciones geoestacionario que será operado por la empresa homónima, con servicios de televisión directa al hogar, acceso a Internet con recepción en antenas Vsat y telefonía IP.
“Estamos con el satélite prácticamente en el espacio, tienen que pasar un montón de cosas pero sabemos que está bien hecho y nos sentimos contentos con el resultado”, compartió el presidente de la empresa estatal Arsat, Matías Bianchi.
Bianchi contó que un equipo de una veintena de personas trabaja hace un mes y medio en controles técnicos del aparato en la estación espacial y “está todo bien, en línea para el lanzamiento que arrancará por la mañana con chequeos de prueba hasta el momento en el que hay una ventana entre las 18 y las 19” para poner al Arsat-1 en el espacio.
Entonces, el lanzador soltará el satélite a 250 kilómetros de la Tierra, desde donde deberá remontar hasta los 36 mil kilómetros en la posición orbital definitiva comandado desde la sala de Operaciones Satelitales dirigida por Juan Aurelio, en la estación terrena en la localidad bonaerense de Benavídez.
Bianchi se refirió a “desarrollar la plataforma de satélites y movernos rápido sobre el piso sólido que hemos establecido para acortar los ciclos”, de cara al futuro con el Arsat-2, ya en ensayos y con lanzamiento previsto en 2016, y el Arsat-3, previsto para 2018, así como también para trabajar con terceros.
Informó, además, que “Argentina gasta anualmente unos 25 millones de dólares en alquiler de capacidad satelital que, una vez transferidos los clientes al Arsat-1, va a dejar de gastar”.
Actualmente, “la capacidad satelital empresaria está concentrada en tres empresas, una estadounidense, una europea y una mixta”.
El proyecto Arsat-1 demandó 270 millones de dólares y permitió que Argentina no perdiera la posición orbital 81, codiciada porque enfoca desde Estados Unidos hasta las Malvinas, y con el Reino Unido en espera en la Unión Internacional de Telecomunicaciones.