Ciudad del Vaticano. El papa Francisco recibió ayer, en una audiencia, a una delegación compuesta por supervivientes y algunos familiares de las 368 víctimas mortales de la tragedia de Lampedusa del pasado octubre, a quienes dijo que en Europa hay personas “con el corazón abierto” para ellos.
El grupo, según informó en un comunicado el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, estaba compuesto por 37 personas, todos eritreos y asentados en países europeos como Alemania, Suiza, Noruega, Holanda y Dinamarca, donde consiguieron llegar e instalarse tras el desastre ocurrido el 3 de octubre de 2013.
El grupo, según informó en un comunicado el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, estaba compuesto por 37 personas, todos eritreos y asentados en países europeos como Alemania, Suiza, Noruega, Holanda y Dinamarca, donde consiguieron llegar e instalarse tras el desastre ocurrido el 3 de octubre de 2013.
Ante la delegación, el Papa dijo sentir “cosas que no se pueden explicar”, porque no encontraba “palabras para decirlas”.
“A veces, cuando se cree que se ha llegado al puerto, se producen situaciones durísimas. Se encuentran puertas cerradas y no se sabe adónde ir. Pero hay muchas personas que tienen el corazón abierto para vosotros. La puerta del corazón es la más importante en estos momentos”, refirió el pontífice argentino.
Instó a “los hombres y mujeres de Europa” a que “abran las puertas del corazón” para ser más comprensivos con la problemática derivada de la inmigración. Un familiar de una de las víctimas del naufragio leyó una carta abierta al pontífice para pedirle, entre otras cosas, que sean identificadas las tumbas donde yacen los cadáveres recuperados en el mar, sepultados en Sicilia. “Fue una tragedia enorme de la que es difícil recuperarse, y la distancia y la incertidumbre no nos ayudan a superar el trauma”, dijeron