Hay casos en que los chicos en lugar de tener una adaptación saludable viven todo lo contrario: los síntomas van empeorando y la angustia y la ansiedad se intensifican.
La vuelta al colegio exige a los chicos cambios en sus comportamientos y hábitos adquiridos en las vacaciones de verano, para poder tener una adaptación activa y saludable a la escuela.
Esto significa realizar ciertas modificaciones conductuales, como por ejemplo: horarios de acostarse y de levantarse.
-Cumplir con todas las actividades que el niño desarrolla al empezar el año escolar como deporte, idioma, música, etc.
-Poner límites al tiempo que se ocupa en las redes sociales y en los juegos en general.
Los adultos tienen que adaptarse al regresar de las vacaciones y volver al trabajo y lo mismo sucede con los chicos al tener que regresar al colegio. Se trata de un cambio por el cual el niño pasa de estar totalmente relajado a tener que retomar nuevamente todas sus obligaciones.
En dicho proceso de adaptación van a aparecer síntomas y sensaciones como: desgano, apatía, angustia, irritabilidad, etc.
Lo normal es que con el paso de los días, estos síntomas vayan desapareciendo y puedan realizar todas sus actividades.
Hay casos en que los chicos en lugar de tener una adaptación saludable al colegio, ocurre lo contrario, es decir, los síntomas van empeorando y la angustia y la ansiedad se intensifican, lo que provoca que el niño no quiera ir a la escuela. Frente a esta situación, los padres deben estar muy atentos, ya que se trata de una fobia escolar, que puede estar denunciando una problemática más grave como el bullying, -hostigamiento, acoso, violencia verbal, física o psicológica- que el chico puede estar sufriendo al volver a la escuela y que no le sucedía cuando estaba de vacaciones.
Frente a cualquier síntoma de fobia escolar, es importante que los papás no lo minimicen y realicen la consulta al psicólogo infantil.