Irlanda se
convirtió en el primer país en aprobar por voto popular las bodas
homosexuales, una bofetada a la históricamente poderosísima Iglesia
Católica que fue festejada por miles de personas en Dublín.
La
Iglesia había llamado a votar no, en un país en el que más del 90% de
las escuelas primarias está bajo su tutela, las campanas del angelus
suenan dos veces al día en la televisión pública y el 84,2% de la
población se dice católica.
Pero los
irlandeses dieron la espalda a este llamado. Con los votos del referendo
del viernes escrutados en 39 de las 43 circunscripciones, la ventaja de
los votos a favor (62,3%) era ya insalvable para los votos en contra,
anunció la televisión nacional, RTE.
La
explanada del castillo de Dublín, otrora residencia de los gobernadores
británicos y siempre símbolo del poder, se llenó de partidarios del sí
con ganas de celebrar.
De este modo, Irlanda se
une a los 18 países del mundo, entre ellos España, Uruguay, Argentina y
Brasil, donde el matrimonio homosexual ya es legal.
En
el Reino Unido lo es desde 2014, salvo en Irlanda del Norte. Además, es
el primer país del mundo en aprobar en referendo el matrimonio
homosexual, algo que antes probaron Croacia y Eslovenia, sin éxito.
“Evidentemente,
ha habido una impresionante victoria del sí”, admitió David Quinn,
director del Instituto Iona, un lobby católico, y uno de los líderes de
la campaña del no.