De
acuerdo al documento, al que tuvo acceso BBC Mundo, el mate caliente
pertenece al grupo de riesgo 2A, el más serio después de "cancerígeno".
En marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que el glifosato, el herbicida más usado en el mundo, es "probablemente cancerígeno". Entre otras cosas, este agroquímico es empleado en la producción de yerba mate. Aun así, la organización resaltó que no es necesariamente el herbicida sino la ingesta caliente de este lo que genera mayores probabilidades de contraer cáncer.
La
afirmación parte de un estudio realizado en 1991 por la Agencia
Internacional para la Investigación sobre Cáncer (IARC, su sigla en
inglés), perteneciente a la OMS. De acuerdo al documento, al que tuvo
acceso BBC Mundo, el mate caliente pertenece al grupo de riesgo 2A, el más serio después de "cancerígeno".
Si bien la IARC no aclara en el documento por qué el mate es potencialmente dañino,
sí enumera una serie de investigaciones que dan cuenta de un riesgo de
cáncer para quienes consumen la bebida en su forma más tradicional.
Uno
de los estudios, realizados en Uruguay, mostró que quienes beben mucho
mate tenían cerca de diez veces más posibilidades de desarrollar cáncer
que personas que no toman mate. "En reglas generales, las
investigaciones sobre el consumo de mate y el cáncer del tracto
gastrointestinal superior sugieren una fuerte asociación", concluye la IARC.
Aunque
el organismo no logró distinguir si los hallazgos se debían al
contenido de la bebida o la temperatura consumida, concluyó clasificar
al mate caliente en la categoría de riesgo 2A y a la planta en el grupo
3.
El organismo aclaró que no podía distinguir
si los hallazgos se debían "al contenido de la bebida o a la temperatura
a la que es consumida". Su conclusión fue poner al "mate caliente" en
la categoría 2A y poner a la planta misma en el grupo 3, donde se
enumera a los productos "no clasificables según su carcinogenicidad en
humanos".
En el estudio, la IARC también analizó otras bebidas calientes como el té y el café. Ambas fueron consideradas menos dañinas que el mate.