La elección del SUTEF tuvo lista única en la provincia
pero dos en Río Grande, la Lila y la Roja, en un proceso para esta
seccional tachado de irregular y que dio origen a una impugnación de
parte de la conducción de Diego Castro. Castro había sido removido del
cargo y se designó una comisión organizadora, pero “la remoción de hace
dos años atrás de la secretaría general quedó anulada por resoluciones
ministeriales”, aseguró a Radio Nacional Ushuaia.
Sin embargo la dirigencia provincial hizo caso
omiso y llevó adelante los comicios con una junta designada por la
comisión organizadora.
“Fue una forma autoritaria y unilateral de remover una seccional entera, sin embargo hasta el día de hoy continúo siendo secretario general”, sostuvo, aunque no pudo participar de la organización del proceso.
De allí la impugnación que, con los hechos consumados, “ya quedaría en abstracto, por los tiempos que se llevaron a cabo. No pudimos hacerlo antes, la elección se realizó y el Ministerio no tuvo tiempo suficiente para impugnar la lista”, lamentó.
Explicó que “lo que planteamos como irregular fue que consideraban vigente la remoción de la seccional Río Grande, que es la que tiene que llevar a cabo la elección y elegir la junta electoral. Esto no se hizo, porque lo realizó una comisión normalizadora de forma totalmente ilegal”.
Se preguntó “para qué hicieron elecciones” después de que “hacen lo que quieren con el estatuto. Es una fantochada para demostrar que son democráticos”, disparó.
Además denunció que en el padrón se le cambió su dirección y DNI, por lo que no hubiera podido votar. “En el padrón mi nombre tenía mi dirección y mi DNI incorrecto, y ese DNI lo tenía otra persona. Ocurrió justamente con Diego Castro, y fue totalmente intencional, no un problema de tipeo”, dijo siendo el secretario general, conocido por todos.
Aclaró que no votó igualmente porque “consideramos ilegal esta elección pero descubrí esto en el padrón, y de haber querido votar me lo hubieran impedido por no coincidir ni mi DNI ni mi dirección”.
También cuestionó la representatividad, dado que sumadas las dos listas de Río Grande totalizaron 500 votos, la misma cantidad con la que había ganado su lista en 2012.
Consideró que hay “un unicato en el sindicato, que es coherente con sus prácticas, y con la intolerancia al que piensa diferente, que es expulsado y maltratado. Han conseguido sus objetivos”, lamentó.
Acerca de si prevé recurrir a otra instancia, aseguró que ya lo hicieron y con resultado favorable, pero “ellos se manejan por medio de la fuerza. El Ministerio de Trabajo planteó que fue ilegítima la expulsión y ellos no hicieron caso. Acá nos quedaba ir por la fuerza a exigir lo que nos corresponde democráticamente, pero no caímos en esa situación porque no compartimos los hechos de violencia a los que están acostumbrados estos señores”.
Avizoró más complicaciones en el SUTEF por haber quedado conducido por “el más violento de todos”.
“No me quiero imaginar qué va a pasar con el sindicato, cuando el nuevo secretario general es el más violento”, fustigó, ratificando que, en base al pronunciamiento de la cartera laboral, “debieran devolver la seccional. Es una vergüenza lo que están haciendo”.
Y agregó que “este unicato dentro del sindicato empezó antes de la toma de la Casa de Gobierno, que no apoyó la seccional Río Grande y derivó en la fractura con la conducción provincial. “Esto ya había comenzado con recorte de fondos a la zona norte, como veían que era una seccional que trabajaba. Eso ahora no ocurre, desde que se apoderaron de la sede. Teníamos una radio, una revista bimestral que repartíamos en las escuelas, teníamos agenda, repartíamos bolsones de un valor importante para los compañeros. Todo eso no está más. Quedaron los consultorios gracias a la gestión de la seccional Río Grande. Dejamos las finanzas en orden, sin deudas y no se pueden quejar de lo que recibieron de la seccional. Terminamos trabajando para ellos y encima nos critican, pero desde hace dos años que se apoderaron de la seccional, no vimos absolutamente nada”, concluyó.
“Fue una forma autoritaria y unilateral de remover una seccional entera, sin embargo hasta el día de hoy continúo siendo secretario general”, sostuvo, aunque no pudo participar de la organización del proceso.
De allí la impugnación que, con los hechos consumados, “ya quedaría en abstracto, por los tiempos que se llevaron a cabo. No pudimos hacerlo antes, la elección se realizó y el Ministerio no tuvo tiempo suficiente para impugnar la lista”, lamentó.
Explicó que “lo que planteamos como irregular fue que consideraban vigente la remoción de la seccional Río Grande, que es la que tiene que llevar a cabo la elección y elegir la junta electoral. Esto no se hizo, porque lo realizó una comisión normalizadora de forma totalmente ilegal”.
Se preguntó “para qué hicieron elecciones” después de que “hacen lo que quieren con el estatuto. Es una fantochada para demostrar que son democráticos”, disparó.
Además denunció que en el padrón se le cambió su dirección y DNI, por lo que no hubiera podido votar. “En el padrón mi nombre tenía mi dirección y mi DNI incorrecto, y ese DNI lo tenía otra persona. Ocurrió justamente con Diego Castro, y fue totalmente intencional, no un problema de tipeo”, dijo siendo el secretario general, conocido por todos.
Aclaró que no votó igualmente porque “consideramos ilegal esta elección pero descubrí esto en el padrón, y de haber querido votar me lo hubieran impedido por no coincidir ni mi DNI ni mi dirección”.
También cuestionó la representatividad, dado que sumadas las dos listas de Río Grande totalizaron 500 votos, la misma cantidad con la que había ganado su lista en 2012.
Consideró que hay “un unicato en el sindicato, que es coherente con sus prácticas, y con la intolerancia al que piensa diferente, que es expulsado y maltratado. Han conseguido sus objetivos”, lamentó.
Acerca de si prevé recurrir a otra instancia, aseguró que ya lo hicieron y con resultado favorable, pero “ellos se manejan por medio de la fuerza. El Ministerio de Trabajo planteó que fue ilegítima la expulsión y ellos no hicieron caso. Acá nos quedaba ir por la fuerza a exigir lo que nos corresponde democráticamente, pero no caímos en esa situación porque no compartimos los hechos de violencia a los que están acostumbrados estos señores”.
Avizoró más complicaciones en el SUTEF por haber quedado conducido por “el más violento de todos”.
“No me quiero imaginar qué va a pasar con el sindicato, cuando el nuevo secretario general es el más violento”, fustigó, ratificando que, en base al pronunciamiento de la cartera laboral, “debieran devolver la seccional. Es una vergüenza lo que están haciendo”.
Y agregó que “este unicato dentro del sindicato empezó antes de la toma de la Casa de Gobierno, que no apoyó la seccional Río Grande y derivó en la fractura con la conducción provincial. “Esto ya había comenzado con recorte de fondos a la zona norte, como veían que era una seccional que trabajaba. Eso ahora no ocurre, desde que se apoderaron de la sede. Teníamos una radio, una revista bimestral que repartíamos en las escuelas, teníamos agenda, repartíamos bolsones de un valor importante para los compañeros. Todo eso no está más. Quedaron los consultorios gracias a la gestión de la seccional Río Grande. Dejamos las finanzas en orden, sin deudas y no se pueden quejar de lo que recibieron de la seccional. Terminamos trabajando para ellos y encima nos critican, pero desde hace dos años que se apoderaron de la seccional, no vimos absolutamente nada”, concluyó.