EL MUNDO - La
imagen de la camarógrafa húngara pateando a un sirio con un niño en
brazos sigue dando vueltas por el mundo se reveló la triste historia de
vida de estos refugiados.
HUNGRÍA.- El video de la camarógrafa pateando a un refugiado sirio con
niño en brazos sigue circulando por todo el mundo y generando malestar. Se
habló mucho de la periodista Petra Laszlo, pero nadie sabe qué fue de las
personas que fueron derribadas frente a los polícias que les impedían ingresar
al país, en la ciudad de Roszke.
La cadena de televisión árabe, Al Aan, identificó a las
víctimas de la reportera. Se trata de Osama Abdul Mohsen (51 años) y su hijo
Zaid (7 años).
El hombre era un entrenador de fútbol sirio, que vivía en la
ciudad de Deir Ezzor. Fue señalado como opositor del régimen de Bashar al Assad
por lo que fue capturado y torturado por las fuerzas oficiales. Su familia tuvo
que soportar a los francotiradores y los bombardeos a discreción de tropas
gubernamentales al inicio de la guerra civil, y luego debieron hacer frente al
terrorismo sangriento del Estado Islámico.
Buscando una vida mejor, tomó a su mujer y a sus dos hijos
menores para escapar a Turquía. Desafortunadamente, la suerte no lo acompaño.
Vivió trabajando arduamente por un año y medio ganando por unos pocos dólares
al día que les otorgaba una vida precaría y de hambre.
Mohsen intentó una vez más tener un mejor futuro.
Con su hijo más pequeño en brazos inició otra travesía. Esta vez el objetivo
era Alemania. Después de la patada de la camarógrafa Petra Laszlo. Su familia lo identificó a través de las imágenes y
fotografías que coparon los medios internacionales. Pero aún se desconoce el paradero de ambos.