Ya hay 20 productos o experiencias muy populares a los que no se puede acceder con el billete de mayor denominación del país.
En la lista también hay que incluir al kilo de asado ($ 135), un pack familiar de presas de pollo rebosadas ($ 147), un kilo de helado ($ 240), una pizza grande de mozzarella ($ 120), una botella de Fernet de 750 centímetros cúbicos ($ 116,49).
"Del valor nominal de $ 100 igual a US$ 100 poco quedó en los últimos 15 años, donde con el billete de mayor denominación en la Argentina hoy ya no se puede comprar un kilo de helado o una pizza, mientras que en los Estados Unidos con el papel más grande se puede adquirir ropa, calzados, accesorios o seguro médico, entre otros bienes y servicios", explica Damián Di Pace, director de la Consultora Focus Market y asesor de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
Un recorrido por las góndolas devuelve la misma conclusión al cronista/consumidor, una y otra vez. Si quiere cuidarse la piel con un protector solar (factor 30) de la marca Dermaglós tendrá que pagar $ 10 más de lo que le demandan dos paquetes de yerba Taragüí, es decir, $ 110. En tanto, un gel Dermaglós facial limpieza purificante por 150 gramos le costará 121,99.
A la hora de comer, y si hay que elegir entre una pizza de mozzarella y un tradicional asado, el factor decisivo no se pone en el billete: ambas cosas ya superan los $ 100. En una pizzería de medio pelo, el letrero anuncia bien claro que la típica "muzza" cuesta $ 120. En tanto, al consultar en una carnicería de barrio, el carnicero le confirma lo que ya intuía: para llevarse un kilo de asado de tira deberá dejar en el lugar $ 135.
Tampoco la tienen fácil en esto de comprar cosas por menos de $ 100 aquellos que tienen bebes. Según se comprobó en un supermercado Carrefour, un pack de 26 unidades de pañales Pampers, para chicos de 5,5 a 9,5 kilos, tiene un precio de $ 112. En tanto, uno de 24 unidades de pañales Huggies de iguales características cuesta $ 108. Tampoco para comprar leche en polvo le alcanzará a los padres esgrimir un billete de Roca o Evita. Un tarro de 750 gramos de leche para bebe La Serenísima (apta para niños de seis a diez meses) cuesta $ 133. Uno igual, de marca Nidina (Nestlé), vale $ 120. Un biberón, en tanto, cuesta 129.
Y la lista sigue: un frasco de 170 gramos de Nescafé Dolca clásico figura en Coto Digital a $ 101,65. En tanto, un autobrillo Blem incoloro (botella de 2 litros) está a $ 128,29; 10 unidades de bolsas de residuos Asurin (80 x 105), $ 112,35; un pan dulce Canale milanés (700 gramos), $ 106,99, y un kilo de jamón cocido La Octava, $ 149.
Esta es la triste realidad de un billete que necesita sumarse a otros para poder adquirir varias de las cosas que se compran a diario y a las que hasta no hace mucho se podían acceder con la misma moneda. Camilo Tiscornia, director de C & T Asesores Económicos, dice que esta es la contracara de la inflación. "No hay otra forma de describirlo", afirma. "Por eso es que la inflación es enemiga de mantener el valor del dinero. Lo ridículo es que con el papel de mayor tamaño no pueda comprarse ni una pizza", agrega.
"En la Argentina hasta hace un mes, $ 100 equivalían a US$ 10,15 y luego de la devaluación del mes pasado equivalen a US$ 7,51, y con una inflación que cerró 2015 en un 26% con esos dólares cada vez se puede comprar menos", comenta Di Pace.
Un cálculo elaborado por Di Pace llama más la atención sobre el fenómeno de desvalorización del billete: "100 pesos de hoy equivalen, respecto del poder adquisitivo de ese mismo billete hace 15 años, a sólo $ 5 de los 90. Con esos $ 5 se podía comprar un combo formado por una pizza, una cerveza y un cucurucho de helado".
Absurdos de una Argentina con inflación, donde el valor de los pesos se deteriora hasta el punto de que el billete de mayor denominación no alcanza para acceder a los productos de consumo más básicos.
Equivalencias. El billete de $ 100 en la actualidad tiene el mismo poder adquisitivo que el que tenía el de 5 pesos en la década del 90.
Fuente: La Nación