Mauricio Macri escuchó en silencio los argumentos de quienes querían dar el paso ahora y después el de quienes optaban por posponer la decisión. "Vamos para adelante ahora", dijo el Presidente, según contaron dos testigos de esa reunión, a principios de semana, en la que el Gobierno decidió tocar una de las "vacas sagradas" del kirchnerismo y sus doce años de gestión: la ley de medios.
Quienes frecuentaron a Macri en las últimas horas coinciden: lo vieron "decidido a hacer lo que hay que hacer", aun a riesgo de motivar, con la fusión de la Afsca y la Aftic en el nuevo Ente Nacional de Comunicaciones, el enojo de la ex presidenta Cristina Kirchner, activa como nunca en su nuevo rol de pretendida líder de la oposición.
"Les debemos respeto a los cuarenta millones de argentinos, no estamos pendientes del humor de una sola persona", contestó a LA NACION uno de los responsables del nuevo diagrama de medios, que encabezará Miguel de Godoy. El razonamiento -compartido cerca del jefe de Gabinete, Marcos Peña- era que "éste es un paso que va en la dirección que la mayoría de la gente quiere", más allá del mecanismo utilizado: otra vez un decreto presidencial.
En el entorno del jefe de Gabinete se explayaban sobre las ventajas de los cambios anunciados en conferencia de prensa. "Había que frenar el deterioro del sector, reactivar inversiones, marcar un camino hacia la convergencia de los sistemas y, a la vez, sentar doctrina de libertad de expresión y una relación sana con el periodismo", afirmaron ayer en la Casa Rosada.