En la lucha oficial contra la inflación, la carne -probablemente el producto más argentino- continua estando en el centro de la escena. En un nuevo roundcontra el sector, el Gobierno volvió advertir que está dispuesto a importar carne "si es necesario", o sea si los precios no bajan. Sin embargo, según sus datos, los valores comenzaron a estabilizarse luego de la estampida de diciembre.
El encargado de reiterar la amenaza fue le secretario de Comercio, Miguel Braun. Según estimó el gobierno está dispuesto a importar carne de Uruguay y a "explorar otros" destinos si los valores de la carne no ceden. Por otro lado, el Ministerio de Producción informó además que la nueva Comisión Nacional de Defensa a la Competencia (CNDC) seguirá el modelo chileno, por lo que va a "monitorear el comportamiento de los supermercados".
Desde el Ministerio de Producción informaron a este medio que la inflación habría empezado a encontrar un techo en las últimas semanas de enero y la primera semana de febrero. De acuerdo a los relevamientos realizados por el Gobierno, los precios de la Canasta Básica Alimentaria incluso habrían experimentado una moderada caída, lideradas por la carne vacuna.
Algunas mediciones privadas coincidieron con la mirada del Gobierno. La consultora C&T afirmó que los precios minoristas tuvieron una suba mensual de 3,5% en enero, lo que mostró una caída respecto del 4,2 por ciento. "El dato más relevante fue la fuerte moderación de los alimentos y bebidas, que subieron 1,8% en el mes luego de haberlo hecho en más de 4% durante diciembre", indicó el informe de la consultora privada y agregó: "Si bien se registra un menor ritmo de suba en la mayoría de los componentes, es importante destacar la virtual estabilidad de la carne, componente de gran ponderación que había trepado 11% en diciembre".
Según la medición de Elypsis, en tanto, en enero se desaceleraron los precios con respecto diciembre. El primer mes del año acumuló una suba de 2,8 por ciento. "Los resultados preliminares de nuestro relevamiento de precios online (IPCe) indican que los precios correspondientes al primer mes del año cerraron con una inflación promedio de 2,8% respecto al mes anterior, ubicándose por debajo del 3,9% (revisado) de diciembre", indicaron.
La pelea oficial. "El asado llegó a estar a 140, 150 y 160 pesos en algunos comercios. Hoy uno ve y constata que el precio ha bajado respecto a eso en alrededor de un 20% y se vende a 110, 105 pesos", dijo ayer el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile. El funcionario advirtió, no obstante, que el precio no bajó lo suficiente y calculó que el asado tendría que costar $ 90 pesos el kilo.
Al cruce salió el vicepresidente de la Asociación de Propietarios de Carnicerías de la Capital Federal, Alberto Williams, que criticó al ministro al considerar que su razonamiento sobre los valores cárnicos "están muy lejos de la realidad" en relación a los precios que ofrecen los frigoríficos y el comercio minorista. "El kilo de asado de vaca está entre $ 40 y $ 45; el de novillo pesado, de $ 80 a $ 90; y el de carne chica, un animal de feedlot, está entre $ 100 o $ 110 pesos: la carne no es toda igual, depende de cada categoría".
"Los carniceros, por cada 100 kilos comprados, tenemos 80 de carne, y el 25% lo perdemos en grasa y desperdicios. Cuando se hace el promedio, con 24 cortes, se llega a eso", explicó el directivo de la asociación de carniceros porteños.
"Hay carnes más baratas pero muy gorda y el carnicero no la quiere. En el conurbano bonaerense, la carne grande, de 400 kilos, se consigue a $ 75 a $ 80 , pero el asado tiene dos o tres dedos de grasa arriba, y si quiere un ternero chico, sin grasa, tiene que pagarlo a $ 100 a $ 110", dijo. "Haga los costos y va a ver que le da los precios que están en la carnicería", señaló.
Complot a la carne. En tanto, el fundador de Consumidores Libres, Héctor Polino, afirmó: "El boicot a la compra de carne vacuna en todo el país continua hasta que los precios bajen a los niveles del mes de diciembre del año anterior. Los precios actuales si bien en general son inferiores a los de la semana pasada, tienen que continuar bajando, porque el kilo de asado no puede costar más de 85 o, 90 pesos según la calidad del producto y el lugar de venta".
Polino responsabilizó a los frigoríficos y a las grandes cadenas de supermercados por los aumentos especulativos en el precio de la carne, y indicó: "Que cuando aumenta el precio del ganado en píe en el Mercado de Liniers aumenta el precio en las góndolas de los supermercados, pero cuando baja no se dan por enterado".
Fuente: La Nación