A pesar de los anuncios que hizo la ex presidenta, el proyecto nunca se realizó.
En sus ochos años al frente del país, Cristina Kirchner concretó un importante número de obras públicas en diversos puntos del país. Sin embargo, para vanagloriarse de su afán por “construir”, la ex Presidente eligió tal vez el peor ejemplo: el anuncio del megaproyecto de un Polo Audiovisual en la Isla Demarchi. Paradójicamente, un trabajo que nunca se comenzó.
Corría el año 2012. Exultante y luego de autodefinirse como una “arquitecta egipcia”, Cristina llegó a mirar a los ojos a Santiago Riva, titular de la constructora Riva S.A., ganadora del concurso, y amenazó: “Mejor que la hagas, sino te mato”. El empresario acababa de adjudicarse un proyecto que contemplaba una inversión superior a los 2.500 millones de pesos. Pero nada ocurrió.
La ilusión de la ex jefa de Estado de construir el rascacielos más alto de Latinoamérica quedó sólo en eso, una ilusión. El sitio Big Bang News constató que el macrismo descartó de plano la idea original debido a que no se encuentra “entre las prioridades” de la obra pública, aunque no desecharon la posibilidad de realizar trabajos de menor envergadura.
Falta de inversores
La Isla Demarchi, el territorio más austral de la Ciudad de Buenos Aires, es una zona considerada como industrial, por lo que para construir allí se debe modificar el código de planeamiento urbano, lo que amerita que la iniciativa sea aprobada en la Legislatura porteña. Pese a esto el proyecto de ley de rezonificación nunca se trató.
Juan Pablo Arenaza, legisladora porteño por Cambiemos, explicó que el proyecto “nunca estuvo en agenda” y que jamás paso por las comisiones para su discusión.
Tras su anuncio en 2012, la sociedad entre el Estado y la constructora Riva jamás se llevó a cabo. El Estado formó e inscribió Nuevos Aires del Sur S.A. con un capital accionario de $620 millones, cuyo presidente era el por aquel entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, y sus directores titulares, Diego Bossio, ex presidente de la ANSeS, y Alfredo Scoccimarro, ex secretario de Comunicación Pública de la Jefatura de Gabinete.
Ante la falta de inversores extranjeros, la constructora no formó parte de la sociedad y el proyecto no halló sustentabilidad. Riva tiene diversas denuncias por irregularidades en obras realizadas a nivel Nacional, en la ciudad de Buenos Aires y hasta en la provincia de Córdoba.
El rascacielos que no toco las nubes
La torre más alta de Latinoamérica iba a medir 335 metros de altura distribuidos en 67 pisos. El majestuoso edificio planeaba contar con un hotel, departamentos, estudios de TV y museos: todo en una superficie de 216.000 m2. Como si fuera poco, se planificó un estadio aledaño con una capacidad para 15 mil personas y un parque que iba a tener las mismas dimensiones que el Central Park, en New York.
Todo este lujo acumulado se traduce hoy en depósitos fiscales llenos de chatarra, dependencias de prefectura y la Armada, en donde se halla la escuela Naval Fluvial que actualmente cuenta con 200 alumnos. A diario, concurren a trabajar al lugar unos 1000 obreros.
Luego de analizar el proyecto original, un estudio de arquitectos cercanos al gobierno de Macri planteó dudas acerca de la capacidad de la “isla” de soportar la estructura. Informaron que la fachada curva que genera de perfil la forma de la letra A (“por Argentina”) requería un estudio del suelo. “Nunca estuvo en los planes de Macri retomar el proyecto”, explicaron a BigBang.
El Presidente entiende que Buenos Aires ya tiene su Distrito Audiovisual, entre Palermo y Chacarita. Con su decisión, Macri pone fin al deseo de Cristina de ver finalizado el megaproyecto. Un rascacielos que no tocó las nubes.