Lo primordial para tener una piel sana, humectada y con brillo es llevar una dieta balanceada.
No existe una única vitamina que contribuya más que otra para la salud de la piel, por lo que se recomienda mantener un aporte equilibrado de vitaminas y minerales.
La vitamina C con sus propiedades antioxidantes es esencial para la síntesis de colágeno, aumenta la actividad de los neutrófilos (tipo de glóbulo blanco, cuya principal función es fagocitar y destruir a bacterias y participar en el inicio del proceso inflamatorio) e incrementa la formación de los vasos sanguíneos que nutren la piel.
El retinol (vitamina A) es necesaria para la formación de los tejidos de la piel, al mismo tiempo que beneficia la cicatrización extendiendo la fase inicial inflamatoria. Esta ayuda a que la piel se vea mucho más suave y uniforme, además de colaborar con su hidratación.
La vitamina D es indispensable para lograr la absorción del calcio y el fósforo, minerales esenciales para la salud de los huesos. Esta es producida por nuestra piel gracias a la acción de los rayos solares sobre la epidermis.
La vitamina E ayuda a que las células se formen mejor y protejan la piel de los rayos solares.
La fitomenadiona (vitamina K) contribuye a que la sangre coagule correctamente.
Las vitaminas B1, B2, B3, B5, B9 y B12 son necesarias para el crecimiento saludable de la piel, cabello y uñas. Una cantidad adecuada de estas vitaminas del complejo B es vital para tener una piel radiante.
Asimismo "para mantener una piel lozana y brillante es importante desarrollar actividades físicas a diario, puesto que estos activan la circulación del cuerpo ocasionando una mayor oxigenación para la piel. Promueve la liberación de endorfinas, hecho que trae como consecuencia una reducción del estrés, una de las principales causas de envejecimiento prematuro", afirma EL doctor Andrés Zapata, director de asuntos médicos para la región andina de Pfizer consumo.
Fuente: Burson-Marsteller Venezuela
