El músico brasileño tenía 89 años
“El brujo” o “el mago”, le decían en Brasil al gran alquimista sonoro. Y mucho de eso empezaba a reflejarse en la melena albina y la larga barba al tono, la mirada bisoja detrás de los gruesos lentes y los colores ardientes de la camisa que estallaban contra tanta claridad. Fue un multiinstrumentista y no sólo por la cantidad de instrumentos que tocaba, sino porque llevando el término a su más alto significado, su espíritu de exploración le permitía tocar un instrumento con la técnica de otro, buscando nuevos sonidos.

