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Música para derribar muros

En su doble condición gringo-latina, a Kevin Johansen le urge en estos tiempos tender puentes y no grietas con sus canciones.

Kevin Johansen siempre se ha sentido del Norte y del Sur por igual. Pero en el actual contexto del continente, cree necesario reivindicar como nunca su doble condición de "gringo" y latinoamericano como una forma de tender puentes frente a un discurso que alienta las diferencias.
El cantautor argentino-estadounidense, nominado a tres Grammy Latino por su último álbum, Mis Américas. Vol. ½, dice que el disco habla mucho de celebrar las diferencias.
"Muchos temas hablan de eso, de borrar las fronteras, que no haya muros sino que los músicos somos los que tenemos que tender puentes. Más que nunca", enfatizó Johansen, nacido en Alaska de madre argentina y padre estadounidense, en esta entrevista concedida en su casa en Buenos Aires.
En esa búsqueda de armonía en la diferencia, Johansen transita por la bachata, el bolero, la bossa nova, el folk y otros géneros musicales del continente, acompañado en la travesía por sus descendientes: Miranda, de 19 años, que le pone voz al tema Es como el día, nominado a canción del año y mejor canción alternativa; Kim, de 12, y Tom, de 9. También formó parte del proyecto su familia "musical": la banda The Nada, que lo secunda desde hace 15 años.
El nombre del disco alude "a mis américas, a las que yo conozco, sobre todo Nueva York y Buenos Aires", comentó el artista de 52 años, que transitó su adolescencia en la capital de nuestro país y alcanzó la madurez musical durante más de una década radicado en la ciudad estadounidense.
Johansen, quien admitió estar sorprendido por el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, confesó que "mi parte gringa también se ofende mucho con la xenofobia, porque es un país que se ha hecho grande gracias a las grandes migraciones. No se vio en muchos años un mensaje tan claro de separación y de odio".
Para él, desafortunadamente ese discurso no es patrimonio exclusivo de su lugar de nacimiento.
"Uno viaja y te das cuenta que están todos los países parecidos, en una especie de guerra civil solapada, que el 50 por ciento piensa una cosa y el otro 50 piensa diametralmente lo opuesto. Es un momento 'sign of the times''', destacó.
El disco, grabado entre Buenos Aires, Río de Janeiro y Nueva York, también contó con la participación especial de Marcos Mundstock (Les Luthiers), Palito Ortega, Ricardo Mollo (Divididos), Pity Álvarez, Miss Bolivia, Lito Vitale, el brasileño Arnaldo Antunes, los peruanos Kanaku y El Tigre y el chileno Macha Asenjo (Chico Trujillo).
Johansen, nominado al Grammy Latino por sus anteriores discos Sur o no Sur (2003), City Zen (2005) y Logo (2007), siente un especial cosquilleo en el estómago por la ceremonia de premiación prevista para este jueves en Las Vegas. Esta vez acudirá junto con su hija Miranda, también música, y anhela llevarse el premio que se le ha negado en anteriores ediciones.
"El disco tuvo una reacción fuerte y los temas están lindos. Después es como dice Woody Allen: 'Las competencias son buenas en el deporte, no sé si alguien puede decir que es mejor un Picasso o un Matisse''', apuntó con una sonrisa.
Ante un futuro sombrío, dice, responde con más creatividad. En 2017 verá la luz el volumen ¾ de Mis Américas y el primer disco completo de un género que lo apasiona, Tangos de Alaska, con clásicos, temas propios y versiones adaptadas al ritmo del 2x4 de In between days, de The Cure, y Sweet dreams, de Eurythmics.
Fuente: Associated Press

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